CRelatoLiterario, 4TresCerditos, VIISoler

Relato literario Meses después del fatídico incidente con el lobo, los tres cerditos supieron que la mejor forma de construir sus casas era con ladrillos y materiales robustos. Cuando por fin pudieron construir cada uno su casa, se dieron cuenta que, el siguiente paso, era encontrar un trabajo para poder mantener su propiedad y poder formar una familia. Los tres cerditos se reunieron y estudiaron las diferentes opciones y propuestas laborales que tenían a su alcance. Después de horas de discusión no se pusieron de acuerdo, así que contactaron con su amiga Peppa Pig, que regentaba un hotel. La cerdita les recomendó que abrir un hotel sería una propuesta muy acertada. De esta manera, se decantaron por la compra de un hotel, para hacerse así cargo de la dirección. Después de una larga búsqueda para encontrar el hotel perfecto, se decidieron por una gran casa rural, ubicada en pleno bosque, justo al lado de un gran lago. Los cerditos buscaban que los huéspedes visitaran su hotel por la tranquilidad y calma que se respiraba en el ambiente. Para poder dar comienzo a su nuevo trabajo, lo siguiente que tuvieron que hacer fue la búsqueda de empleados y empleadas para completar la plantilla. Los tres cerditos andaban un poco perdidos con todas las labores y tareas que conllevaba abrir un hotel, así que decidieron llamar a su buena amiga Miss Piggy. Miss Piggy era una cerdita muy inteligente y espabilada, además conocía a los tres cerditos desde hacía muchos años, no dudó en ayudarlos. Ella les recomendó que publicarán un anuncio en todos los medios de comunicación que pudieran, redes sociales, periódicos, radio… Los cerditos se pusieron manos a la obra y se pusieron a redactar el anuncio. APERTURA DE UN NUEVO HOTEL Hotel Pig SE BUSCAN EMPLEADOS Día de la entrevista 25 de octubre Street George Pig, número 3 Mientras los cerditos esperaban a que llegara el día de la entrevista, nerviosos e intranquilos, contactaron con la artista Pigcasso, para que personalizara el hotel a su gusto y decorara las habitaciones y diferentes estancias. Y, por fin, llegó el día de las entrevistas. Los cerditos estaban ansiosos por conocer a los candidatos, completar la plantilla y poder abrir su hotel. El primer candidato fue el señor Hamm. El cerdito se presentó como alguien muy responsable y capaz de gestionar el dinero, ya que estaba muy familiarizado con este. Los cerditos no dudaron en darle el puesto de contable y gestor de las cuentas del hotel. Así que ese primer puesto ya estaba cubierto. El siguiente aspirante fue el cerdo Pey'j, musculoso, fuerte y todo un manitas. Les contó que era capaz de arreglar desde un coche hasta la avería más pequeña. Los cerditos pensaron que sería el candidato perfecto para cubrir el puesto de mantenimiento. Continuaron haciendo entrevistas, cubriendo varios puestos en la plantilla. Al final del día solo les quedaba el puesto de cocinero y vigilante por cubrir. Entre los últimos candidatos se encontraba el señor Cerdo, todo un cocinitas y amante de la buena comida. Los tres cerditos se miraron con seguridad, habían encontrado al nuevo cocinero. Por último, llegó el cerdito Piglet, un poco tímido y avergonzado. Llegaba acompañado de su amigo Porky Pig, también con apariencia tímida y con un poco de tartamudeo a la hora de hablar. A los tres cerditos solo les quedaba por cubrir los dos puestos de vigilantes, así que, mirándose entre ellos, no muy convencidos, decidieron darle ese empleo al cerdito Piglet y a su amigo Porky Pig. Con toda la plantilla completa, llegó el día de la inauguración. A la fiesta se presentaron amigos y conocidos de los tres hermanos, como Babe, el cerdito más valiente que conocían; las tres cerditas, amigas de los tres hermanos desde la infancia; Olivia, la cerdita que salvó el circo y su amigo Gordy, el cerdito más comprensivo y bueno del pueblo, entre otros muchos. Incluso se presentó un viejo conocido, el lobo, que con el paso de los años dejó de comer animales y se volvió vegano. La inauguración fue todo un éxito y el hotel de los tres cerditos, casi siempre, tenía el cartel de “Completo” colgando de su puerta. FIN