sábado, 30 de octubre de 2021

CRelato, 18Eltrajeemperador, IRovira


Relato literario y audiovisual


RELATO LITERARIO

    ¿Cómo empiezan las grandes historias? ¿Tal vez con un érase una vez en un mundo lejano? ¿O de lo contrario por:  había una vez…? Realmente, indistintamente de cómo empiecen, lo importante es como terminan y qué mensaje transmiten, de modo que sin más preámbulos aquí es cuando se inicia nuestra historia, bueno, mejor dicho su historia, la historia del emperador, del emperador con mayúsculas.

    ¿Porque emperador con mayúsculas? ¿Es que tal vez era muy importante? Importante, importante… no lo era, sino que más bien destacaba entre otros por una peculiaridad. Cuál, te preguntarás. Antes de contartela me veo en la obligación de advertirte, no creas que esta peculiaridad tiene algo que ver con hechos magnificentes, nada que ver. Más bien dicha peculiaridad está relacionada con dos grandes hechos, uno significativo y el otro no tanto

    ¿Por cuál empiezo? Venga, por el grande, por qué no. Pues bien, como te iba comentado nuestro protagonista era un gran emperador, pero a diferencia de los emperadores que sueles encontrarte en los cuentos, este emperador era distinto, su fortuna no la había generado por herencia, por su gran trabajo o por su gran esfuerzo en las finanzas. No, ni mucho menos. El emperador se convirtió en lo que es debido a una acción pecaminosa, a una muy mala acción, supongo que ya sabes a cual me refiero pero si no es así te la digo: Robar.
    
    El emperador no era una muy buena persona, era muy avaricioso y el dinero y las apariencias eran aquello que regía su día a día. Lo curioso de todo esto es que aunque el emperador robase el dinero de la gente de su pueblo y de pueblos cercanos, nadie sospechaba de él, todos le querían y consideraban que era el ser más bondadoso y bueno que había pisado sus tierras. Pobres ilusos... El emperador era muy bueno aparentando, siempre fingía ser alguien que no era, tanto en carácter como físicamente.  Cuando estaba en el reino se ponía una máscara, la de buena persona preocupada por el bien de todos y siempre vestía prendas simples, nada ostentosas, ya que, no quería llamar la atención y que algún valiente se atreviera a sospechar de su fortuna. 

    En cambió, cuando nadie le veía y se encontraba en palacio solo vestía sus mejores galas, trajes estrafalarios llenos de colores brillantes, piedras y confeccionadas solo con la mejor de las telas. En el fondo, su miedo a ser descubierto en sus malas acciones era tan grande como su temor  a no encajar.

    ¡A, espera que se me olvidaba! Aún no te he comentado su segunda peculiaridad y es que cuando cometía sus fechorías no iba vestido ni como lo hacía estando en palacio , ni cómo vestía al estar con su gente. No. Cuando robaba, siempre usaba la misma prenda: un pijama de rayas. ¿Por qué?

    La respuesta a esta pregunta es muy peculiar, al emperador se le ocurrió la idea de vestir un traje a rayas para cometer sus fechorías cuando durante una visita de un mercader a su reino, este venía acompañado de un extraño animal que parecía un caballo, pero con la peculiaridad de que su manto de pelo estaba cubierto de rayas horizontales de colores blancos y negros. El mercader, que había venido desde tierras muy lejanas, le explicó al emperador que este animal llamado cebra tenía este pelaje para confundir a sus depredadores moviéndose muy rápido y gracias a las rayas poder confundirlos y así no ser cazado.
    
    Este hecho, dio la idea al emperador de que si se vestía con rayas negras y blancas y además se movía rápido durante sus robos no sería nunca descubierto, al igual que hacen las cebras para no ser cazadas.

    Su peculiar disfraz y sus grandes dotes para la planificación estratégica le permitieron cometer grandes robos durante años y años sin ser descubierto, pero como siempre pasa en la vida misma e incluso en los cuentos siempre hay un momento culminante en el que el protagonista se siente tan inalcanzable e invencible y se aventura tanto, que termina descuidandose y siendo capturado. Pues ese día le llegó a nuestro emperador con mayúsculas cuando se le ocurrió entrar a robar en la casa del jefe de la Guardia.

    La estrategía de aquella fatídica noche consistía en enfundarse en aquel característico pijama a rayas y entrar por una puertecita anexa que había en la casa y que últimamente ya no se podía cerrar. Hasta ahí todo fue bien, el problema surgió cuando empezó a robar y escucho ruidos fuertes procedentes de la planta de arriba. Por alguna razón su cuerpo le obligó a ir y ver qué pasaba y desafortunadamente se encontró con una terrible escena que le obligó a intervenir. El guardia hacía ya unos meses que se iba transformando en un gran oso debido al estrés y, aquella noche sus hijos sin querer rompieron la lámpara de la habitación jugando, hecho que molestó mucho al guardia y le hizo gruñir y gruñir, incluso algún zarpazo se le escapó. Como entenderás el emperador tuvo que intervenir pero al hacerlo se estaba exponiendo y así fue como descubrieron que él era el ladrón del vecindario y no tuvo más remedio qué desenmascarar su traje de rayas blancas y negras.

    Todo su pueblo se encontraba consternado ante la noticia, el pueblo pedía responsabilidades al emperador y gracias a la presión social se dictó una orden de registro en sus dependencias, donde se pudo encontrar un diario en el que el cleptómano emperador apuntaba con detalle cada uno de los golpes que llevaba a cabo, era su diario de fechorías. Lo curioso de sus robos es que nunca eran cometidos en casas de individuos con pocos recursos o que se caracterizan por ser bondadosas, más bien siempre se daba en la casa de los sujetos más temibles, avariciosos, frívolos y malvados de la aldea.
    
    Gracias al hallazgo del diario, el emperador fue juzgado por sus robos y por todo el daño causado a su pueblo, fue sentenciado a pasar 10 años en prisión, privado de todos sus privilegios como emperador. Esta sentencia fue un duro golpe para nuestro protagonista pero fue en esta etapa de su vida, en la que se vió forzado a vivir con gente tan diversa que pudo aprender de sus errores.
    
    En la cárcel descubrió que la mayoría de los individuos que ahí se encontraban era por un motivo principal, el miedo a ser diferente y la consecuente  necesidad de aparentar ser alguien que no eres para encajar. Algunos fueron arrestados por robar, otros por no pagar impuestos y otras muchas razones pero todos habían empezado a seguir el camino de la fechoría por este motivo, se sentían diferentes, necesitaban aparentar y cuando los recursos o sus propias habilidades no les permitían adaptarse a la sociedad, cometían acciones que no debían con el fin de no ser diferentes.

    De está forma, aunque el emperador estuvo 10 años en prisión fueron los 10 años más felices de su vida, por fín había entendido que tenía que aceptarse y no buscar su felicidad en lo material o en los demás. Que ser diferente era bueno y que robar a la gente no estaba bien, de modo que nada más salir de la cárcel intentó recompensar a todo aquel que había tratado mal, guardó su pijama a rayas y en cambio desenfundó su nuevo vestuario un traje blanco. Desde ese día su vida cambió para siempre. Y como suelen terminar la mayoría de cuentos, “colorín colorado este cuento se ha terminado”.

    FIN.


RELATO AUDIOVISUAL

    Por medio de este relato audiovisual se pretende acercar la lectura a los discentes de una forma diferente y amena, esta creación resultó ser muy entretenida y divertida para los integrantes del grupo y es una buena herramienta didáctica para ser aplicada en el futuro.

    Para ver el vídeo clique aquí.

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