¡Solo era un simple desayuno!
Un día cualquiera y como cada mañana, Hansel y Gretel se levantaron con la tranquilidad de que iba a ser un día como el de ayer, el de hace una semana… uno más. Sin embargo, nada más bajar a la cocina a por el desayuno, se encontraron a su padre viendo en la televisión un capítulo de Los Simpson en que aparecían sus propios hijos. Al mismo tiempo, sintieron un olor a chocolate quemado… ¡Vaya lío con el chocolate! ¡Se habían quedado sin comida para desayunar! ¿Qué podrían hacer?
Tras un pequeño debate, salieron de casa y decidieron dirigirse hacia la biblioteca para buscar un libro de cocina y así saber cómo cocinar un bizcocho. Nada más acceder al bosque frondoso de libros se quedaron atónitos porque encontraron a una niña muy pequeña y sola leyendo… ¡Se llamaba Matilda! Se acercaron a ella, sabían que ella encontraría el libro que necesitaban.
- Hola pequeña, ¿nos podrías ayudar a encontrar un libro de cocina? - le preguntaron los niños.
- Hola, sí claro. Venid.... - le respondió Matilda.
- ¿Matilda? ¿Así te llamas? ¡Qué nombre tan raro! - dijo uno de ellos.
- Pues su nombre es igual de raro que sus gustos, mírala, ¡si le encanta leer! - contestó la otra niña.
- JAJAJAJA. ¿Habéis visto la película de Shrek? - Les dijo Matilda.
- Pues no, ¿por qué?
- Porque la princesa no es como esperáis tampoco - le rebató Matilda. Ya está chicos, el libro que necesitábais.
- Gracias Matilda, hasta otro día - le contestaron agradecidos los dos hermanos.
Los dos hermanos contentos salieron de la biblioteca de camino a casa. En la salida encontraron un billete de cinco centavos. Preguntaron si era de alguien, pero no obtuvieron respuesta, entonces la hermanita dijo: Hermanito, ¿qué sucederá ahora con ese dinero?
Tan pronto como Hansel pensó qué contestarle a Gretel, se encontraron a Charlie y decidieron darle el billete de cinco centavos para que se comprara una tableta de chocolate. Acto seguido, le propusieron a Charlie que si quería irse con ellos a desayunar, pero éste les contesta que ya había quedado con Oliver Twist esa misma mañana. Los hermanos ante esta respuesta tuvieron la idea de invitar también a su amigo para conocerlo y poder estar todos juntos. De ese modo, no quisieron perder más tiempo y siguieron de camino a casa. ¡Estaban hambrientos!
Ya al llegar a casa, prepararon todos los ingredientes para hacer un bizcocho y se pusieron manos a la obra hasta que… ¡PUM! Peter Pan apareció por sorpresa y se los llevó al mundo de nunca jamás. Así que los hermanos Hansel y Gretel, Oliver Twist y Charlie quedaron recordados como los niños perdidos.
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